Las mujeres que rompen barreras preparando barrenos.
Si alguien rompe moldes, o más bien los revientan, son los mineros, y hoy voy a contaros la historia de la primera mujer que lucho por el derecho de todas a ser más libres y tener mas capacidad de elegir nuestro futuro, Concepción Rodríguez Valencia (Conchi).
Concepción Rodríguez Valencia (Conchi desde ahora) fue la primera mujer que luchó por el derecho de las mujeres a trabajar en la mina, no en las oficinas, ni limpiando, ni cocinando, en la mina, dentro, sacando mineral, manchándose las manos y la cara... y por que no, preparando barrenos.
Primero vamos a repasar la vida de esta mujer que decidió abrir un camino, hasta ese momento cerrado a cal y canto a las mujeres. Conchi nació en la cuenca minera asturiana en 1958, creció en una familia antifascista, con un padre portugués y una madre jienense, ambos llegan a Asturias huyendo de la pobreza y buscando una vida mejor. El padre, entra a trabajar como minero, y le inculca los valores de la lucha obrera a sus hijos. Al ser su padre de nacionalidad portuguesa le impiden estudiar sus primeros años en la educación pública, asi es q lo hace en un colegio de monjas, no puede ir a la universidad, debido a la mala comunicación de su pueblo con la capital asi es que estudia mecanografía y practica distintos deportes, para lograr sentirse fuerte e independiente, ya que crece con la enseñanza de su madre de que jamás depender de un hombre para vivir. En este ambiente no es de extrañar que uno de sus primero trabajos sea en el primer sindicato formado en la cuenta minera, durante los años 70, para conseguir que se respetaran los derechos de los trabajadores que quedaban incapacitados y de las viudas. Ya en los 80 , en la que en el pais vive una grave crisis con un elevadísimo índice de paro, la empresa en la que trabaja su padre saca 800 plazas de trabajo, ella, su hermano y muchos otros hombres se presentan para conseguir estas plazas, Conchi supera todas y cada una de las pruebas, pero aún así es rechazada para el trabajo, basándose la empresa en una ordenanza de 1897 en la que se prohíbe el trabajo en la mina, tanto a las mujeres como a los niños. A pesar de esto, al año siguiente, 1986, decide volver a intentarlo, esta vez no está sola, se presentan otras dos compañeras. El resultado es idéntico al del año anterior, las tres superan todas las pruebas, pero son rechazadas aludiendo la citada ordenanza, y aqui empieza la lucha.

Conchi decide pelear por sus derechos, más allá de lo que la gente le decía y mas allá de las múltiples negativas de la empresa a que ingresara como trabajadora, recurre judicialmente muchas de esas decisiones empresariales, y pierde todas las demandas, entonces, con la ayuda de la abogada Lucía Ruano llegan al Tribunal Constitucional, y como no podía ser de otra manera, en 1992, falla a su favor y reconoce el derecho a las mujeres a trabajar en la mina. Para entonces Conchi tiene otro trabajo y se gana la vida de otra forma, pero gracias a su tesón a su cabezonería y a sus ganas de vivir en un mundo más libre e igualitario, hoy las mujeres somos mas libres a la hora de elegir a que queremos dedicarnos, y donde queremos trabajar, y aunque apenas supongan el 8% de los trabajadores de las distintas empresas mineras en el pais, y la mayoría de ellas trabajen fuera de la mina, Conchi les ha abierto el camino, y ahora aquí en mi provincia, Huelva, se ha creado la asociación Women in mining and indrutry Spain, que aunque ya existía a nivel internacional, no tenía representación en nuestro país, y con el reflejo de Conchi en el espejo, luchan con uñas y dientes por defender los derechos de las mujeres en el sector, y por conseguir que la ratio se equipare y se puedan romper de una vez, tanto los estereotipos, de que la mina es peligrosa para la mujer, porque la mina es peligrosa y punto, da igual se eres un hombre o una mujer, como con los techos de cristal que las mantienen fuera de los puestos de dirección y de toma de decisiones.
Así es que a mi solo me queda decir una cosa.
¡¡ Gracias Conchi!!
Fuentes: